La conmemoración de los setecientos años del fallecimiento del máximo poeta de Italia ha dado lugar a celebraciones en todo el mundo. Muchas comenzaron el 25 de marzo con el recuerdo del llamado “Dantedì” que correspondería a la fecha en que el poeta comenzó a escribir su Viaje por el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso.
En nuestro país, el Instituto Italiano de Cultura ha promovido una serie de charlas y exposiciones intentando abarcar los distintos puntos de interés que ofrece la vida de Dante, sus viajes por Italia como exiliado y los lugares mencionados en su Poema o relacionados de un modo u otro con sus personajes.
La profesora Estela Abal estableció la relación existente entre el pensamiento que anima el mundo dantesco y la estructura de los palacios Salvo de Montevideo y Barolo de Buenos Aires. No solo se convocó a la arquitectura, el diez de junio Emma Sanguinetti presentará a Dante como “el poeta más pintado”. El escritor Courtoisie eligió como título para su charla del siete de julio próximo:” Dante: Lengua y metáfora universal”. La buena noticia es que se puede acceder a estas conferencias sin necesidad de desplazamientos, Zoom mediante.
La profesora Antonella Agostinis ya se ha referido a Pia dei Tolomei di Siena, evocada en el Canto V del Purgatorio (“Ricorditi di me che son la Pia!”), noble dama que su marido hizo asesinar para casarse con la condesa Margherita degli Alldobrandeschi. En la charla de ayer, doce de mayo, la misma profesora habló de “Dante e le Marche” mencionando el castillo de Gradara, vinculado a un episodio que quizá sea el más recordado por los estudiantes de liceo que han tenido contacto con la “Divina Commedia”. Gradara es un pueblo medieval, casi intacto, con su muralla y puertas. Allí, en el castillo-fortaleza, la “rocca”, como se llama a una construcción de carácter defensivo –una fortaleza- donde vivía el señor del lugar y donde podía refugiarse toda la gente del pueblo en caso de guerra, habría tenido lugar el encuentro amoroso de Paolo y Francesca. Dante no lo nombra especialmente pero hay indicios de que fue allí donde vivieron su amor. Se levanta la “rocca” en lo alto de una colina y ofrece el interés de conocer por dentro detalles de la arquitectura militar de los siglos XIII y XIV. Pero más que lo arquitectónico, interesa el recuerdo romántico, la habitación del encuentro, ambientada con la exhibición de vestidos que se han usado en representaciones, posiblemente de la ópera de Zandonai “Francesca da Rimini”, basada a su vez en la obra de teatro de Gabrielle d’ Annunzio.
No es D’Annunzio el único autor en el que se siente la influencia de la obra de Dante. Solo algunos ejemplos: en el afán totalizador de “El Aleph” de Borges, en la obra “Paradiso” de Lezama Lima, en los libros de Papini, de Flaubert y de muchos autores más se puede reconocer ese hálito creador único de Dante.
Y volviendo a Borges. Una edición en español de la Divina Comedia de la editorial Océano, cuenta con un estudio previo de Borges quien se detiene en el análisis del contenido histórico, de la simbología y de los distintos personajes. Y él, que no era proclive a la generosidad con la obra ajena y que algo sabía de literatura, concluye que ”el conocimiento directo de la Comedia es la más inagotable felicidad que puede suministrar la literatura”.